"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
Las personas con Daño Cerebral Adquirido y el acceso al empleo
Por Rocío García Calvo, psicóloga-neuropsicóloga de la asociación de daño cerebral SARELA (Santiago de Compostela)
13/05/2013
Tener el primer empleo, volver al que se tenía previamente a una enfermedad o accidente y sostenerlo, en cualquiera de los dos casos, puede resultar muy difícil, por no decir imposible en la mayoría de las personas con Daño Cerebral Adquirido. Además, si tenemos en cuenta el factor edad veremos que personas jóvenes van a permanecer el resto de sus vidas sin una actividad laboral, ocasionando no sólo inseguridad económica sino también el aumento de riesgo de exclusión social.
Es indudable el valor, la importancia y el beneficio del empleo para la persona, más aún si cabe, en el caso de personas con discapacidad. Concretamente, en las personas con Daño Cerebral Adquirido su calidad de vida va a depender enormemente de su situación laboral.
Si la persona está activa laboralmente además de ingresos y, por tanto, independencia económica, tendrá estructurado el tiempo, estará implicado socialmente y se relacionará con más gente, tendrá motivación de logro y sentimiento de utilidad y pertenencia al grupo, así como posibilidad de elegir hacia dónde orientar su vida.
El desempleo potenciaría una situación ya por sí sola frecuente, como es el aislamiento social, además de sentimientos de incompetencia, fracaso y frustración, apatía..., dejando a la persona como receptora pasiva de recursos y servicios.
Las personas con Daño Cerebral Adquirido van a sufrir importantes secuelas físicas y sensoriales, cognitivas, emocionales y conductuales que afectarán a su funcionamiento diario y dificultarán su integración socio-familiar y laboral plenas. Algunas de éstas se citan a continuación:
* Secuelas físicas y sensoriales:
- Ortopédicas: limitación del balance articular en cualquier miembro.
- Neurológicas: hemi, para o tetraparesia; parálisis periférica, espasticidad, síndromes cerebelosos, trastornos del equilibrio.
- Déficit de los pares craneales: déficit de agudeza visual, déficit del campo visual, déficit óculomotores.
- Dolor crónico.
*Secuelas cognitivas:
- Problemas de atención.
- Reducción de la capacidad de aprendizaje y memoria.
- Alteraciones del lenguaje y de la comunicación.
- Deterioro de la capacidad de planificación y solución de problemas.
- Reducción de la capacidad de razonamiento.
- Falta de conciencia de las limitaciones.
*Secuelas emocionales y conductuales:
- Irritabilidad y cambios bruscos de carácter.
- Comportamiento socialmente inapropiado.
- Aislamiento social.
- Cambios de afecto y estado de ánimo.
- Apatía y falta de iniciativa.
El proceso rehabilitador debe considerar todos estos aspectos globalmente, y debe promover además de la recuperación física y funcional, la preparación de la persona para su posterior reinserción social, ocupacional y/o profesional. La complejidad y heterogeneidad de los problemas asociados al Daño Cerebral Adquirido y su tratamiento limitan las posibilidades de readaptación profesional.
Se tiende a considerar que éstos problemas son irreversibles y que no forma parte de una atención más “clínica” otra intervención más directa que promueva el acceso al empleo. Según Groswasser (1991) el criterio más ecológico del éxito de la rehabilitación y de la reintegración social es la situación laboral del paciente.
Los factores de pronóstico relacionados con la vuelta al trabajo van a ser:
- La edad de la persona.
- El estatus laboral previo.
- La severidad de la lesión.
- El grado de deterioro cognitivo resultante.
- La capacidad para realizar las actividades de la vida diaria.
- La conciencia de sus limitaciones.
- La presencia de otra lesión cerebral.
También influyen otros factores positivos como el nivel de motivación y adaptabilidad de la persona, el apoyo y flexibilidad de la empresa, la posibilidad de adaptar el puesto y el apoyo de servicios de integración laboral. Como aspectos negativos habría que destacar la escasa flexibilidad de la empresa, la presencia de problemas de salud mental, el abuso de sustancias y que la persona cuente con medios de sostenimiento alternativos (indemnizaciones, pensiones u otros).
Es importante señalar que como todas las personas empleadas, las personas con discapacidad (por tanto, también, las personas con Daño Cerebral Adquirido) tienen habilidades preservadas que hacen que su trabajo pueda ser rentable, sobre todo, para la sociedad.
